Guerrera quise ser,
marcas de batalla sobre mis mejillas pinté,
y entre surcos de lágrimas observé,
los pasos de la guerra que yo inicié.
De lucha mi instinto liberé,
mi perdón abracé,
y con un valor del que antes ni imaginé,
sobre el lenguaje del corazón, así yo medité.
Con ardor batallé,
la vida conquisté,
con alma reflexioné,
y con la noche soñé.