Todo esto también está brevemente comentado en el apartado que escribo sobre el motivo por el cual decidí crear una página web y hablo un poquito más sobre mí. El nombre de mi página está relacionado, obviamente, con el objetivo de la misma: difundir un estilo de vida más consciente con el resto de personas y seres vivos y fomentar la reconexión y el respeto por la naturaleza. Pero de nada serviría informar y dar motivos para llevar una vida más cercana con el entorno natural cuando a nivel interior no existe un trabajo previo, tanto en la persona que transmite como en los receptores. El mensaje va a llegar más fácilmente a aquellos que ya han recorrido cierto trecho en el camino del autoconocimiento. De ahí que esté tan sumamente interesada en cuestiones espirituales y de crecimiento personal. Para poder llegar a comprender la importancia que tiene la naturaleza en nosotros mismos y en nuestra propia vida creo necesario potenciar nuestra autoescucha, nuestro sentido crítico y desarrollar herramientas que nos permitan discernir sobre aquello que realmente es importante en nuestras vidas.
En mi caso llegó un punto en el que necesitaba pasar a la acción, sentirme más útil, sentirme escuchada y dejar de tener miedo de dar poder a mi voz, a pesar de la posibilidad de poder encontrarme con otras que no compartiesen la mía y de la incomodidad de enfrentarme a mis propios miedos. No podía seguir siendo una mera espectadora impasible mientras por dentro ardía cada vez más en deseos por marcar una diferencia. Mi mente y mi corazón me pedían y me siguen pidiendo a gritos ser parte cambio que quiero ver en el mundo. A veces reconozco que me asusta lo rápido que pasa el tiempo y lo insignificante que puede parecer el impacto que estoy ejerciendo. Te empiezan a entrar dudas y te cuestionas si realmente merece la pena tu lucha, si todo el peso que estás cargando sobre tus hombros y si el creer con tanta pasión en su fin y necesidad está justificado. No deja de ser un precio considerable el que hay que pagar por tener una vida más consciente, por querer acercarnos con convicción a la propia realidad del mundo y a las amenazas a las que nos enfrentamos. Lidiar con todo esto día tras día es un desafío interno que pone a prueba nuestra estabilidad emocional y autocontrol.
“Pregúntate si estás viviendo una vida de la que te sientas orgulloso/a, atrévete a actuar en consecuencia según sea tu respuesta”
Teniendo en cuenta que empecé a desarrollar mi sensibilidad hacia el medio ambiente y la naturaleza desde bien pequeña y, aunque creyéndome una fiel defensora de su conservación a veces me descubro dubitativa, ¿cómo puedo pretender influir y convencer a personas que se ven sobrepasadas por las preocupaciones del día a día sobre invertir tiempo y energía en cuestiones ajenas a su vida individual? ¿Cómo puedo conseguir alcanzarles cuando ni siquiera han sentido fascinación por la naturaleza en sus propios huesos, cuando no han establecido ese tipo de relación, cuando no la admiran, cuando no la conocen? ¿Cómo puedo pretender que quieran conservar el medio ambiente cuando ni siquiera han aprendido a amarlo en primer lugar? Uno solo valora lo que ama, y para amar es necesario conocer previamente. El conocerte a nivel interior, a nivel personal, te va a permitir apreciar más las cosas, conectar con ellas, descubrir su belleza, respetarlas y, por ende, querer protegerlas. El trabajo individual se puede traducir en una mayor sensibilidad por la naturaleza y el bienestar del resto de personas y seres vivos, estando más receptivo a cualquier tipo de conocimiento que incremente tu interés por las cosas, animándote a valorarlas y conservarlas. Parafraseando a Gandhi:
“Si quieres hacer de este mundo un lugar mejor, empieza por ti”
Sin embargo, a esto le podemos añadir la creciente dificultad a la que nos enfrentamos sobre el aislamiento de la población en las ciudades hoy en día. La artificialización del entorno, transformándose en un paisaje cada vez más yermo de vida y falto de posibilidades para conectar con la naturaleza está ocasionando una epidemia de amnesia ecológica. Desgraciadamente, la mayor parte de la población mundial vive en ciudades y las personas están demasiado acostumbradas a mimetizarse entre cuatro paredes, sin echar en falta la conexión con el mundo natural. Esto junto con un ritmo de vida excesivamente frenético nos impide pararnos y darnos cuenta de la enorme importancia que tiene ampliar nuestra conciencia ambiental y social. Reintegrar la naturaleza en nuestra vida y mirar por los demás debe ser una prioridad, tanto por nuestro bienestar individual como por el bien del planeta.
Siendo consciente de parte de los obstáculos y desafíos que la sociedad actual está afrontando, he decidido dar un paso adelante, intentando ofrecer lo mejor de mi con el objetivo de vivir una vida de la que me sienta verdaderamente orgullosa. Y pienso que no se puede empezar de mejor manera que centrándome en mi trabajo interior, mi aceptación y valoración: quererme a mi misma. Conforme más cómoda me sienta con quién soy, más fácil me va a resultar creer en mí y en lo que puedo llegar a ser capaz de hacer y en mis posibilidades, y dicen que creer es poder.
“No hay nada más poderoso en este mundo que un ser humano convencido”
Pablo D’Ors
Me he dado cuenta de que para que mi vida sea más plena necesito invertir más tiempo en los demás, en intentar influir de la manera más positiva posible en sus vidas y en transmitir aquello que ha hecho que la mía haya mejorado. Por ello me he propuesto haceros llegar todo lo que estoy aprendiendo y así, daros la oportunidad de compartir lo que yo creo. Algo maravilloso del conocimiento a parte de transmitirnos seguridad, nos hace libres. Incrementa enormemente nuestra capacidad de juicio sobre los acontecimientos de la vida de una forma más realista y con una mayor perspectiva.
Volviendo al título del artículo, el diente de león es un guiño a todo esto que acabo de comentar. Las semillas que son dispersadas por el viento son una metáfora de todo lo que quiero transmitir y que va llegando lentamente a las personas, a todos los que encuentren valor en mis palabras. El tratarse de una planta representa mi admiración, mi vínculo y respeto hacia la naturaleza, todo lo que significa en mi vida y todo lo que me aporta. Las ondas que se que se crean bajo el diente de león, es un reflejo de mi lucha interna y aceptación de mi yo interior, de mi superación y crecimiento personal, además de mi vida espiritual. Se trata simplemente de una representación de mis valores y prioridades.