Mi ventana se transformó en cuadro, cuadro te hiciste a través de mi ventana. Imposible fue de ti apartar mi vista. Cuadro eterno, cuadro cambiante. Destinaría todo el día en observarte. A tu vera paso y me llamas a mirarte, a volver a encontrarte, para en mí sentirte, para en mí soñarte. Cuadro de vida, cuadro madre, a nuestro hogar te atreviste a llevarme y junto a los calmos horizontes, arroparme.
Toda palabra se quedaría corta para intentar describiros, para intentar expresar la admiración que siento por vosotros desde hace tiempo. Sois vida y a la vez inundáis la vida de color y belleza. Habéis tenido el valor de conquistar cada materia de este planeta y brillar como si no hubiera un mañana. Sin vosotros nada sería lo mismo. Me habéis acompañado fieles durante toda mi vida. No me puedo imaginar a mí misma sin ese hueco que vosotros rellenasteis. Me inspirasteis, me hicisteis soñar y me disteis alas. Terminasteis por moldear mi camino e indicarme la dirección por la que debía seguir. Mi pasión por el verde, por lo animado y lo inanimado en esa danza de vida y de sorpresas que invitan al descubrimiento han decorado cada uno de mis pasos. ¡Y vaya si fueron hermosos! Elegí bailarlos a vuestro lado y abrirme a aprender de vosotros los secretos…