Cuando afrontamos problemas de tamaño colosal tales como el cambio climático, la lucha contra las desigualdades sociales o la defensa de los derechos humanos, uno debe disponer de una entereza digna de admiración. ¿Por qué? Pues porque aún no conozco a nadie que le resulte sencillo asimilar la preocupante situación en la que nos encontramos, quiera implicar parte de su vida en ello y no pague cierto precio al cargar con dicho peso sobre sus hombros. Se dice que un proverbio africano reza “si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos ve acompañado”, y creo firmemente en el mensaje que aspira transmitir. Si lo pensamos fríamente, por muchas ganas que pongamos y por muy poderoso que pueda llegar a ser un ser humano convencido por una buena causa, nuestra capacidad de acción es mucho más limitada si pretendemos ser guerreros solitarios. Esta batalla nos concierte a todos y…