
Imparto charlas en español o en inglés sobre cualquier tema relacionado con la naturaleza, medio ambiente, cambio climático... Si quieres que imparta una charla o deseas obtener más información, contáctame en: andreampr@spreadingconsciousness.com
Aunque escribir es la herramienta con la que más cómoda me siento para comunicar y a la que más tiempo dedico, tiene una desventaja y es la falta de contacto con las personas. Una involucración desproporcionada hacia la escritura nos puede llevar a un exceso de individualidad, de recogimiento, de falta de interacción, de soledad. Se puede comunicar a través de las palabras muchísimas cosas, muchísima información, pero el sentimiento, el entusiasmo, la pasión o la intensidad son difuminadas y no llegan al lector de la misma manera que llegarían a un oyente en una charla.
Cuando escuchamos a una persona hablar no solo captamos la información que transmite, también somos sensibles a su estado de ánimo, a su vivacidad, a su expresividad, a las energías que emite. Al fin y al cabo no hay nada que pueda sustituir a la belleza de la presencia humana, a aquello que intercambiamos y experimentamos cuando compartimos, cuando estamos juntos. Para comunicar sobre el amor hacia la naturaleza, sobre la urgencia de la crisis climática, sobre cómo encontrar inspiración para actuar y sobre cómo conectarse con toda forma de vida; la necesidad del contacto humano es indiscutible.
Si bien es cierto que son conocimientos a los que puede llegarse por medio de uno mismo o en conexión con la naturaleza, la conciencia que adquirimos con ello es algo tan poderoso e importante que reclama ser compartida con los demás. Y a los demás se llega a través de tu propia humanidad. ¿Qué mejor manera de transmitir esa conciencia a otras personas que hablando desde el corazón? ¿Existe acaso mejor manera de comunicar que desde tu preciada vulnerabilidad, desde aquello que te hace verdaderamente humano?
Así, mi deseo de impartir charlas proviene de mi necesidad de contacto humano, de observar las reacciones del público, de obtener respuestas y nuevas preguntas, de contribuir con lo mejor de mí, de sentirme arropada en mis inquietudes por el mundo y el bienestar de los demás, de hacer lo que sé que tengo que hacer, de hablar sobre aquello que hace vibrar hasta la última célula de mi cuerpo, de transmitir a las personas el inmenso amor que siento por la naturaleza y por toda forma de vida. Las charlas me permiten todo eso y mucho más. Al fin y al cabo, esto es solo el comienzo de un largo y hermoso camino.





Con todo el cariño del mundo,
Andrea