Cree en ti y harás de este mundo un lugar mejor

Cuantas más personas conozco más me fascina el ser humano. Es apasionante escuchar las historias de la gente, sus sueños, sus problemas y sus preocupaciones. Te das cuenta de lo asombrosamente parecidos que somos aunque nos empeñemos en reforzar aquello que nos hace diferentes. Sin embargo, hay una cosa que siempre me causa cierta tristeza cuando conecto con alguien. Es cuando percibes que ha tirado la toalla. Cuando una vez más, se ha conformado con vivir.

Existe un potencial enorme en cada persona. Todos somos únicos y especiales, pero la mayoría escogemos llevar vidas cómodas que no nos causen muchas complicaciones. En general, el camino más transitado tiende a ser el camino más fácil. Entonces, cuando interactúo con alguien que parece haber tomado la misma decisión, descubro una voz que grita desesperada desde mi interior: ¡despierta! ¿No ves lo grande que eres? ¡Por favor, escúchame! ¿Por qué no te ves con los mismos ojos con los que te veo yo? Yo solo veo luz y tú te empeñas en ver sombras. Verdaderamente hay un poderío abrumador en cada persona. Pero desengañémonos, es mucho más sencillo no descubrirlo. Nuestra forma de ver y pensar acaba ocultándonos esos apasionantes caminos que la vida también nos ofrece transitar.

Este sentimiento de frustración que surge en mí por la apatía y el desánimo generalizado coge aún más fuerza cuando me recuerdo los problemas a los que se esfrenta el mundo. Aunque es cierto que nadie se merece ni debe echar sobre su espalda todo el peso de sus causas y consecuencias, bien es sabido que tenemos mucho que aportar. Pero actuar es otra cosa. Actuar es un acto de valor. Y yo me niego a que hayas aceptado que careces de él. No voy a asumir que pienses que no puedes contribuir, que tus esfuerzos no merecen la pena y que jamás llegarás a ejercer un gran impacto. 

Me baso en innumerables ejemplos de superación, me baso en el conocimiento acumulado en la historia de la humanidad, me baso en todas las maravillas que nos rodean en la vida y me baso en el tremendo valor que el simplemente hecho de vivir ya posee. Por eso me niego y siempre me negaré a aceptar que esto es todo lo que puedes hacer y ser. ¿Qué te motiva? ¿Quieres conservar la naturaleza? ¿Quieres hacer del mundo un lugar mejor? ¿Quieres vivir una vida que puedas mirar con orgullo? ¿Quieres superarte por aquellos a quien más quieres? Sea por lo que sea, ¡empieza por ti! Descubre la manera que mejor se ajusta a ti para exprimirte al máximo. 

El ser humano solo conoce un tipo de fracaso y es aquel originado por el miedo a vivir, por el miedo a intentarlo. Demuéstrate que eres capaz y maravillas verán tus ojos. Hoy más que nunca necesitamos que las personas crean en ellas mismas. Ahí es de donde obtendrán esa fortaleza para sortear los obstáculos que les presente la vida y descubrir así su mejor versión. Contra estos problemas titánicos que existen en el mundo y que no dejan inmutable ni a aquel más sereno y confiado, nuestras mejores armas son la ilusión, el optimismo y el coraje. Verdaderamente creo que ahí se encuentra la llave que nos permitirá hacer de él un lugar infinitamente mejor. Tan infinitamente como nosotros mismos nos propongamos.

Yo he decidido creer en mí, creer en ti y creer en todos.

¿Y tú? ¿Tú también crees?

Por favor, nunca dejes de hacerlo.

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