Florecerán los campos de tu vida,
aquellos que un día fuiste a pisar,
y se arremolinarán las mariposas,
allá donde dejaste tus pasos,
por tan hermoso caminar.
Se abrirán camino milagros infundados,
de tan gran soñar,
y permitirán que te vea en la tierra,
en el aire y en el mar.
Te encontraré en el vuelo de las aves,
y en el reflejo de las estrellas brillar,
y mientras tú me cantes,
escucharás mi corazón susurrar:
¡Qué tan válida fue tu entrega!
¡Qué tan memorable siempre será!
Cálido aliento en el invierno fuiste,
indomable semilla de la naturaleza al llamar,
hasta en el páramo más hastío se te antojaba,
tú, milagro de la vida, rebrotar.
Por ello de ti hice una leyenda,
Quise que fuese la más bella que pudiese contar.